Crimson Peak es tan terriblemente hermosa que no te importaría vivir con sus fantasmas

Traducido y compartido por: Adriana Nilsson
3 nov 2015
4 Min. de lectura

Por JJ Duncan

Jessica Chastain usa un vestido que podría ser la cosa más roja capturada en la película

Legendary

Piensa en rojo. No. Más rojo. Ahora te estás acercando más al color del vestido de Jessica Chastain, cuando ella hace su primera aparición en el filme cargado de símbolos, Crimson Peak. Podría ser la cosa más roja que he visto en una película. Es ese rojo.

Obviamente hay algunos trucos visuales en juego - un toque de desaturación aquí, sobresaturación acá, asegurándose de que ninguna otra cosa roja esté en la escena, etcétera. Pero observa sus tensas costuras y como se extienden sus curvas cuando Chastain toca un piano con un aire de amenaza, como si ella supiera las notas de un canto fúnebre apocalíptico compuesto en memoria de toda la existencia. El vestido rojo es hermoso. Es elegante. Te dan ganas de estar en la misma habitación. Te hace sentir como si nunca hubieras estado en una habitación en un lugar o con gente que sea tan hermosa. Te desesperas por su belleza. Es tan rojo.

Ese vestido rojo es una metáfora apta para la película en sí. Es hermoso, siniestro, evocador, simbólico, pero es sólo un vestido, carente de significado o sustancia sin el contexto.

Crimson Peak es en sí, un objeto bello, el director Guillermo del Toro ha tenido últimamente una larga serie de películas magníficas. La historia es un delgado cuento de hadas, y eso realmente va a se considerado un error para algunas personas, pero otros, disfrutar de la gloria sangrienta de del Toro será más que suficiente. Más sustancial, El laberinto del fauno sigue siendo el estándar con el cual todas las otras películas del Toro deben ser juzgadas, pero estilísticamente, él ha establecido un nuevo estándar de impresionante belleza romántica gótica.

Eso no quiere decir que la película esté vacía. Así como ese vestido rojo es utilizado por una Chastain alternativamente sobria y maníaca, esta película está llena de un perfecto melodrama, así como un sentido de lugar y ambiente que te consume y que se queda contigo durante días, semanas, años tal vez. Todo se intensifica hasta el punto de la irrealidad, que lo separa del mundo en el que vivimos, a favor de la construcción de un mundo en el que nos gustaría poder vivir - si no fuera tan espeluznante.

Del Toro en ocasiones permite que su melodrama se deslice en lo exagerado, concediendo a la audiencia algunas risas en la agitada naturaleza de la película.

La película sigue a la joven Edith Cushing (Mia Wasikowska), que básicamente es un personaje de Jane Austen. Ella quiere escribir ficción al estilo masculino y se lanza contra todas esas convenciones victorianas de la costa de Nueva Inglaterra. En un momento ella arremete contra un grupo de socialités cautivadas con un Baronet recién llegado de Inglaterra, informándoles de que un Baronet es simplemente un vestigio aristocrático cuya fortuna fue acumulada a expensas de los pobres y marginados. En el siguiente momento ella está prácticamente babeando por el susodicho Baronet, el guapo pero de alguna manera dañado Thomas Sharpe, interpretadlo tan encantadoramente por Tom Hiddleston. Él es tan byronico ( triste e irónico) que podría ser el Rochester de Jane Eyre, lo cual es un poco curioso porque Wasikowska de hecho protagonizó una adaptación de Jane Eyre en 2011.

Junto a Thomas está su hermana, Lucille (Jessica Chastain), quién está claramente llena de planes, es una maravilla que Del Toro no la acompañara toda en cada aparición con una ligadura dramática en el órgano y el estruendo de un rayo. Thomas y Lucille han llegado en busca de inversores- en su traje de minero porque viven en una colina que está absolutamente llena (y no estoy bromeando aquí) con arcilla que parece sangre, y que aparentemente es excelente para hacer ladrillos. Edith es rápidamente seducida por Thomas, y después de eludir las preocupaciones de su padre sobre el pretendiente (a través de su muerte), huyen a Inglaterra, y a la casa más terrorífica jamás construida.

La casa es la verdadera estrella de la película. Cada habitación está cuidadosamente decorada. Las luces, el moldeado, los aparatos, las balaustradas. Toda la casa fue construida con las retorcidas especificaciones de Guillermo del Toro, con la intención de asustar a todo el mundo. Si hubiera un Oscar por la adhesión más entusiasta a la estética, él la ganaría.

Edith encuentra rápidamente que la casa está llena de fantasmas, pero ésta no es una historia de fantasmas. Es una historia con fantasmas en ella. Ella en realidad dice esto en la película, por cierto - cuando está explicando su propia historia de una editora potencial. ¿He mencionado que la película es severa y melodramática?

Lo que sigue es mucha diversión sangrienta. Del Toro ordeña cada momento con tensión, drama, y atmósfera. Pero también en ocasiones permite que su melodrama se deslice en lo exagerado, concediendo a la audiencia algunas risas en la agitada naturaleza de la película. Por todo lo que el cine extremo, Del Toro sigue suficientemente restringido como para que sus segadores, dándole a la audiencia algunos momentos de dignos aplausos.

El crédito al control pertenece por igual a los tres actores de Crimson Peak. Wasikowska, Hiddleston, y Chastain tratan a la locura que los rodea con un relajado aire de negocios como de costumbre. Sólo el personaje Holmesiano de Charlie Hunnam, un pretendiente rechazado llamado Dr. Alan McMichael, parece reconocer la rareza absoluta de la serie de la eventos de la película. Tan aceptable como Wasikowska es, mucho del encanto de Crimson Peak se puede atribuir a Hiddleston y Chastain. Al igual que el año pasado en Only Lovers Left Alive, Hiddleston demuestra que pudo mantener tu atención sólo pensando en su número de teléfono. Y así como en Only Lovers Left Alive, él está emparejado con un igual, si no más apasionante coprotagonista - Tilda Swinton y Chastain respectivamente.

Crimson Peak termina siendo una amalgama de influencias e inspiraciones. Guillermo del Toro parece reconocer todos los gigantes sobre cuyos hombros se encuentra. Y en el proceso se hace aún más de él mismo, un gigante.