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Como música para los oídos – Proyecciones de Coriolanus en México

  • Escrito por: Mariana Dalzell, Prensa THMx
  • 9 mar 2014
  • 5 Min. de lectura

En días pasados tuvimos la oportunidad de presenciar proyecciones de la obra Coriolanus en la Ciudad de México. Esto fue posible gracias a los esfuerzos del Lunario y del Centro Nacional de las Artes para hacer llegar al público de la capital una transmisión de NT Live, que, a pesar de no ser en vivo, nos permitieron experimentar una maravillosa muestra de lo que es el teatro tal como se realiza actualmente en Londres.


Fue producida por Donmar Warehouse, dirigida por Josie Rourke y protagonizada por Tom Hiddleston rodeado de un sólido grupo actoral.

Coriolanus es, casi con toda seguridad, una de las creaciones menos conocidas de William Shakespeare, al menos hasta ahora. Sin embargo, podemos pensar que después de esta representación que se ha extendido por el mundo gracias a la presencia de Tom Hiddleston, será una de esas piezas que se irán quedando en el corazón del público, porque además hace tres años Ralph Fiennes se abocó a dirigir una adaptación para la pantalla grande que ha comenzado a ser una referencia obligada de la que ahora nos ocupa.


A partir de este momento, el texto incluye algunos spoilers

sobre el desarrollo de la historia.


En la representación que vimos durante las exhibiciones todo comienza con un escenario despejado – que cuenta con una sencilla escalera y algunas sillas al fondo–, sobre el que el niño Martius (hijo de Coriolanus) dibuja un cuadrado a manera de referencia espacial, a lo que se agregan tanto una línea de actores y actrices como el rumor del pueblo, las voces. La obra desde su comienzo está llena de acción, el vacío de las tablas es llenado con movimiento y discurso. Todos los personajes tienen algo que decir y tienen la facultad de hacerse escuchar sin importar su origen o procedencia. En un inicio observamos al pueblo hambriento que se manifiesta por la justa repartición del alimento a lo que Menenius contrarresta un discurso en favor de la distribución que desde el senado se hace de los recursos. Coriolanus muestra también su postura y descubrimos en él cierto desdén por la “gente común” ya que el valor que él más aprecia es el que se entrega en el campo de batalla y que queda marcado en el cuerpo traducido en cicatrices.

Coriolanus es una máquina guerrera capaz de tomar con sus propias manos cualquier puesto contrario, como lo hace con Corioles, enfrentándose a Aufidius su enemigo constante. Debido a que él no desea nada que no le corresponda de forma equitativa con respecto a sus compañeros en el frente se le otorga el nombre de Coriolanus en honor a su hazaña en Corioles.


Todos los personajes se convierten el volante que irá llevando a Coriolanus del frente bélico a la búsqueda de un puesto político, incluso en contra de su voluntad. Una de las escenas más contundentes con respecto a la actuación de Tom Hiddleston se ubica en ese punto justamente. Él desea servir a Roma desde sus capacidades guerreras, pero la imposición llega de todas direcciones, especialmente con la fuerza de su madre, Volumnia, quien no lo escucha cuando él claramente dice que no quiere ocupar el puesto de Cónsul. Lo cual se convertirá en su ruina, no sólo en su carrera en el gobierno, sino que en realidad marca su ruina humana, la cual presenciamos.


Para quienes conocen la obra escrita podrán ver que está adaptada con bastante justicia y fidelidad y les llevará de la mano hacia una versión amena, ininterrumpida e incluso ligera. Para quienes no se han acercado al libro, esta presentación les facilitará el acceso a un argumento un tanto denso pero rico en palabras y alegorías shakespeareanas que no se parecen del todo a las que contienen creaciones como Hamlet, Macbeth o Romeo y Julieta.

El reparto tiene a su favor la variedad. Pero en términos generales puede parecer que carece de consistencia, lo que hace que quede claro que la producción apostó por la figura central a manos de Tom Hiddleston. De ahí que haya algunos aspectos, que sobre todo al hacer una comparación entre el texto y esta escenificación, puedan demeritar un tanto el resultado, por ejemplo, la Volumnia de Deborah Findlay peca de exageración y fragilidad, la Virgilia de Birgitte Hjort Sørensen, algo sobreactuada, no nos comunica la delicadeza a la que hace referencia el libro. Por el contrario, las actuaciones que sobresalen son las de Peter De Jersey como Cominius, Mark Gatiss como Menenius, Alfie Enoch como Titus Lartius, así como la pareja conformada por Helen Schlesinger y Elliot Levey representando a Sicinia y Brutus, que aunque en el original son dos hombres, aquí se muestran como aliados con historia romántica que solidifica el complot.


Lo que esta puesta en escena nos dibuja a la perfección es la constatación de la capacidad actoral de Tom Hiddleston, quien tiene la fuerza creadora para mostrarnos el espectro más amplio de emociones y sentimientos. Su rostro cuenta con la magia para irradiar profunda tristeza, pasional arrojo, intensa incertidumbre, feroz ira, total desconcierto, en un vertiginoso viaje de dos horas con cuarenta minutos, cuya cumbre es el demoledor acto previo al final, aquél donde la intimidad de los sentimientos de Coriolanus es develada y nos conecta de manera empática con el momento que él vive y al que se le ha orillado… aunque no nos prepara para el inesperado desenlace.

Una de las bellezas de la obra es que nos arropa con la musicalidad que surge de la voz de Tom Hiddleston. Tan distintiva como única se mueve en intensidades dignas de una partitura y se queda vibrando en el público como una hermosa melodía.


Otro de los puntos que se pueden destacar es que al ver a Coriolanus no vemos a Loki, no vemos a Freddie, ni a Adam, ni al Rey Enrique V, vemos al personaje que Tom Hiddleston nos está queriendo mostrar en el momento. Es abrumadora la rotundidad con la que se apropia de cada personaje y la forma en que los desarrolla de manera individual, sin sobreponer uno al siguiente.


En México todavía habrá una función más, al menos en el Distrito Federal, así que si por alguna razón te la perdiste ¡es momento de que consigas tu boleto para el 19 de marzo en el Lunario del Auditorio Nacional! No te pierdas este momento histriónico que grita al mundo lo único e irrepetible que es Tom Hiddleston.


Si quieres ver una buena colección de imágenes de la obra puedes visitar este álbum en el Facebook de Tom Hiddleston México.


Las imágenes aquí utilizadas pertenecen a la presentación para la prensa en Donmar Warehouse.


 
 
 

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